viernes, 22 de mayo de 2009







Psic. Blanca Cecilia Muñoz Magaña

Con los últimos desafortunados acontecimientos sanitarios que aquejan al país y al mundo, nos surge la duda de cómo abordar estos temas con los niñ@s, brindándoles la información necesaria que los ayude a entender, procesar y superar momentos difíciles.
Antes que nada definimos crisis como una combinación imprevista o nueva de estímulos, un viraje o desequilibrio en el curso de los acontecimientos.







Lo primero a interpretar es lo imprevisto, es decir, es un cambio radical en su rutina de vida, que los desequilibra y angustia porque saben que algo está ocurriendo pero no pueden precisarlo. Aquí lo importante es hablarlo con ell@s. Sí hay que explicarles qué sucede con palabras adecuadas a su edad y la información que necesitan, no más; es decir, comunicarles que hay personas que adquirieron una enfermedad como gripa muy fuerte, que se contagia y que por esa razón debemos permanecer en casa y si salimos utilizar el tapaboca para no enfermarnos, además de los cuidados indicados por las autoridades (los términos dependerán de la edad del chic@). Sí deben saber qué pasa sin alarmarse innecesariamente, no es recomendable que vean las noticias porque la información es fuerte para ellos, no está orientada a niñ@s y en lugar de aclarar sus dudas, creará muchas más que difícilmente elaborarán.



En segundo lugar hablaremos del desequilibrio que causa a nivel personal y familiar; los pequeños están angustiados y nosotros también así que debemos hacer un esfuerzo por no caer en pánico porque ellos lo resentirán aún más; aunado a todo esto, existe el factor del encierro, debemos permanecer en nuestros hogares varios días y esto, en ocasiones acrecenta roces o dimensiona los problemas familiares preexistentes.














Siempre un momento de crisis es una oportunidad de crecer, de madurar para enfrentar mejor las dificultades de la vida y en la medida que nosotros lo tomemos, estamos enseñando a nuestros hijos a vivir y resolver los problemas de su vida.




Podemos tomarlo como la oportunidad de una convivencia cercana con nuestros hijos, de conocerlos mejor, de escucharlos, de jugar con ellos, de bailar, cantar o hacer actividades catárticas que les permitan sacar la energía contenida; de crear y sublimar en una pintura o alguna tarea manual, todos sus sentimientos positivos y negativos.

Es momento de ESTAR con ellos, de contener su angustia, de brindarles seguridad de que aquí estamos con ellos firmes e incondicionalmente, y lo más importante de todo que los amamos profundamente y que juntos, como familia, superaremos esta situación y que, en el mejor de los casos nos fortalecerá como seres humanos.