jueves, 13 de noviembre de 2008
Hiperactividad en los Niños
Por: Psic. Cecilia Muñoz Magaña
Definir el término hiperactividad es en sí ya complejo, debido a que generalmente se utiliza como cajón de diferentes disfunciones de comportamiento y educativas. La hiperactividad debería ser una descripción de un comportamiento específico, según el cual el niño se mueve mucho más de lo que se considera normal a su edad. ¿Qué es lo normal y qué hiperactividad?
Partamos del hecho de que son conceptos dinámicos y no estáticos. Esto significa que un niño, sobre todo en edad preescolar, puede no ser hiperactivo en todas las situaciones o en la misma situación en momentos distintos, y que su nivel de actividad variará de moderado a “hiper” en función de varios aspectos: ambiente, momento del día, humor del pequeño o forma de ser tratado. Es decir, a veces parece “normal” y otras “hiperactivo”. El ambiente es definitivo, ya que bajo algunas circunstancias un niño activo puede mostrarse tranquilo y a la inversa, uno pacífico puede mostrarse muy activo.
Hay que considerar varios aspectos al utilizar el término Hiperactividad.
Ø Una característica, o un adjetivo, no debe usarse para describir la totalidad del niño
Ø Los límites de la normalidad son difíciles de definir. “Diferente” no es lo mismo que “anormal”.
Ø El medio en que se manifiesta el comportamiento es muy importante, sobre todo si éste es más evidente en el colegio.
Ø También la edad del niño es muy importante, ya que es más activo un niño de 2 años que uno de 4.
Ø Influye mucho el momento del día, durante las “malas horas”, cuando el niño tiene hambre o sueño, es más fácil que se presenten manifestaciones “hiper”.
Ø La dieta interviene de manera significativa, ya que los alimentos muy azucarados provocan también mayor nivel de actividad.
Ø ¿Quién establece el diagnóstico? Puede ser el pediatra, psiquiátra, o neurólogo, cada uno tiene sus parámetros para definirlo y es importante mencionar que entre más pequeño es el niño, más difícil es definir un comportamiento “anormal”.
Aquí lo importante es que si en lugar de considerar al niño “hiperactivo”, nos referimos a él como niño difícil con un nivel muy elevado de actividad, se abren nuevas posibilidades, considerarlo en su totalidad sin estar limitados a una característica. Claro que cuando ya es un diagnóstico preciso, si podemos percibir a un niño siempre muy activo con independencia del lugar, casi nunca está sentado y tranquilo, sus acciones son erráticas en lugar de tener un objetivo preciso, siempre está tocando las cosas, no obedece nunca las órdenes, siempre está interrumpiendo, es impulsivo y pierde el control con facilidad. Este niño debe ser evaluado adecuadamente por un profesional y muy probablemente será diagnosticado como hiperactivo con déficit de atención. En este caso lo importante es trabajar en conjunto en el colegio, en casa y los médicos o terapeutas que lo traten para que pueda desarrollar todas sus potencialidades y nunca perderlo de vista como una persona capaz de evolucionar, de crecer y de ofrecer actitudes positivas tanto para él mismo como para los demás.
En nuestra próxima edición hablaremos sobre los mitos de la dislexia, espéralo.
Partamos del hecho de que son conceptos dinámicos y no estáticos. Esto significa que un niño, sobre todo en edad preescolar, puede no ser hiperactivo en todas las situaciones o en la misma situación en momentos distintos, y que su nivel de actividad variará de moderado a “hiper” en función de varios aspectos: ambiente, momento del día, humor del pequeño o forma de ser tratado. Es decir, a veces parece “normal” y otras “hiperactivo”. El ambiente es definitivo, ya que bajo algunas circunstancias un niño activo puede mostrarse tranquilo y a la inversa, uno pacífico puede mostrarse muy activo.
Hay que considerar varios aspectos al utilizar el término Hiperactividad.
Ø Una característica, o un adjetivo, no debe usarse para describir la totalidad del niño
Ø Los límites de la normalidad son difíciles de definir. “Diferente” no es lo mismo que “anormal”.
Ø El medio en que se manifiesta el comportamiento es muy importante, sobre todo si éste es más evidente en el colegio.
Ø También la edad del niño es muy importante, ya que es más activo un niño de 2 años que uno de 4.
Ø Influye mucho el momento del día, durante las “malas horas”, cuando el niño tiene hambre o sueño, es más fácil que se presenten manifestaciones “hiper”.
Ø La dieta interviene de manera significativa, ya que los alimentos muy azucarados provocan también mayor nivel de actividad.
Ø ¿Quién establece el diagnóstico? Puede ser el pediatra, psiquiátra, o neurólogo, cada uno tiene sus parámetros para definirlo y es importante mencionar que entre más pequeño es el niño, más difícil es definir un comportamiento “anormal”.
Aquí lo importante es que si en lugar de considerar al niño “hiperactivo”, nos referimos a él como niño difícil con un nivel muy elevado de actividad, se abren nuevas posibilidades, considerarlo en su totalidad sin estar limitados a una característica. Claro que cuando ya es un diagnóstico preciso, si podemos percibir a un niño siempre muy activo con independencia del lugar, casi nunca está sentado y tranquilo, sus acciones son erráticas en lugar de tener un objetivo preciso, siempre está tocando las cosas, no obedece nunca las órdenes, siempre está interrumpiendo, es impulsivo y pierde el control con facilidad. Este niño debe ser evaluado adecuadamente por un profesional y muy probablemente será diagnosticado como hiperactivo con déficit de atención. En este caso lo importante es trabajar en conjunto en el colegio, en casa y los médicos o terapeutas que lo traten para que pueda desarrollar todas sus potencialidades y nunca perderlo de vista como una persona capaz de evolucionar, de crecer y de ofrecer actitudes positivas tanto para él mismo como para los demás.
En nuestra próxima edición hablaremos sobre los mitos de la dislexia, espéralo.
Temas:
Educación,
Papás,
Psicología,
Salud
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