El ir a la escuela comprende varios procesos que al final resultan en el aprovechamiento alto o bajo de los pequeños estudiantes. Procesos como las tareas, la atención del escolar en clases, la dificultad de las materias que cursa, así como su percepción de sí mismo y lo más importante: la motivación interna que tiene por aprender cosas nuevas o reforzar lo aprendido. Recordando nuestro desenvolvimiento en la escuela, los temas que nos resultaban importantes, los reforzábamos por nuestra cuenta, leyendo un poco más del tema, buscando más información en las enciclopedias en casa o películas.
Hay maneras que nosotros como papás, podemos ayudar a que esta motivación se expanda a todas sus tareas. El resultado es claro, un mejor aprovechamiento.
Lo más atractivo suele ser prometiendo una recompensa por los resultados (un juguete, un video juego, un paseo o una comida especial son los más comunes), pero de ésta manera el niño se interesa más en el resultado final que en la tarea en sí. Sus objetivos serán únicamente sacar una buena nota desechando lo aprendido durante la elaboración de su tarea.
La principal arma con la que cuentas, es la curiosidad de tu hijo. ¿Qué niño no es curioso? Fomenta en tu niño la investigación por su cuenta, que se vea a sí mismo como un científico en la materia comisionado a buscar pruebas sobre sus tareas, de ésta manera tu niño tomará los elementos de juego y tendrá una mayor disposición, y por tanto absorberá todo lo analizado. Propón por ejemplo, para las materias puras, el reto de crear el mismo sus propios problemas matemáticos, o que tal crear un juego de mesa que involucre las soluciones. Para materias como historia, geografía, ayudado con sus juguetes creas maquetas, pequeñas escenificaciones sobre los acontecimientos que está viendo. Los juegos como memorias, dominós, canciones son perfectos para reforzar lo aprendido en materias como español, inglés, gramática etc.
Busca la parte de la personalidad de tu niño que explota su creatividad. Esta parte es suya, y lo que cuenta es el proceso de aprendizaje, más que superar las notas de sus compañeros, así que evita comparaciones; recuerda que la competencia es contra uno mismo. No dejes de aplaudir sus esfuerzos. Trata que el estudio sea un habito en casa, el cual es recompensado e involúcrate en sus estudios.
Aliciente
Hay maneras que nosotros como papás, podemos ayudar a que esta motivación se expanda a todas sus tareas. El resultado es claro, un mejor aprovechamiento.
Lo más atractivo suele ser prometiendo una recompensa por los resultados (un juguete, un video juego, un paseo o una comida especial son los más comunes), pero de ésta manera el niño se interesa más en el resultado final que en la tarea en sí. Sus objetivos serán únicamente sacar una buena nota desechando lo aprendido durante la elaboración de su tarea.
La principal arma con la que cuentas, es la curiosidad de tu hijo. ¿Qué niño no es curioso? Fomenta en tu niño la investigación por su cuenta, que se vea a sí mismo como un científico en la materia comisionado a buscar pruebas sobre sus tareas, de ésta manera tu niño tomará los elementos de juego y tendrá una mayor disposición, y por tanto absorberá todo lo analizado. Propón por ejemplo, para las materias puras, el reto de crear el mismo sus propios problemas matemáticos, o que tal crear un juego de mesa que involucre las soluciones. Para materias como historia, geografía, ayudado con sus juguetes creas maquetas, pequeñas escenificaciones sobre los acontecimientos que está viendo. Los juegos como memorias, dominós, canciones son perfectos para reforzar lo aprendido en materias como español, inglés, gramática etc.
Busca la parte de la personalidad de tu niño que explota su creatividad. Esta parte es suya, y lo que cuenta es el proceso de aprendizaje, más que superar las notas de sus compañeros, así que evita comparaciones; recuerda que la competencia es contra uno mismo. No dejes de aplaudir sus esfuerzos. Trata que el estudio sea un habito en casa, el cual es recompensado e involúcrate en sus estudios.
Aliciente